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1 de cada 8 mujeres padecerá cáncer de mama en algún momento de su vida.
Esto quiere decir que casi con total seguridad alguien muy cercano a usted (una hija, una hermana, una madre, una amiga…) o usted misma tendrá que enfrentarse más tarde o temprano a esta enfermedad.
De hecho, el cáncer de mama es la segunda causa de mortalidad en las mujeres.
Otro dato para tener en cuenta y que sorprenderá a muchos es que aunque las cifras de incidencia estén muy lejos de las que se refieren a las mujeres, el cáncer de mama también afecta a los hombres (unos 500 enfermos al año) y en su caso, es mucho más peligroso.
Un verdadero experto en cáncer.
El Dr. Bernard Kieser lleva varias décadas dedicado a estudiar el papel de la micronutrición en la prevención y el tratamiento del cáncer.
El Dr. Kieser es un firme defensor de un tratamiento integrador que tenga en cuenta el bienestar del paciente en su totalidad. De ahí que en este Dossier ofrezca al lector una verdadera guía para conocer los mecanismos del cáncer de mama, los factores de riesgo y, sobre todo, qué alimentos y complementos nutricionales ayudan a prevenirlo y a aumentar las posibilidades de éxito durante el tratamiento oncológico.
Descubra los “aliados” secretos del cáncer de mama.
El tabaquismo, la contaminación, la herencia genética o ciertas sustancias químicas están detrás de la aparición del cáncer, pero sigue habiendo otros importantes factores de riesgo a los que no se le prestan demasiada atención o que son totalmente desconocidos por la mayoría de la población.
En el caso concreto del cáncer de mama, el Dr. Keiser señala como ejemplo de estos factores el déficit de un tipo específico de nutrientes. Se trata de ciertas vitaminas y minerales que controlan el exceso de estrógenos, hormonas cuya proliferación está directamente relacionada con el desarrollo de este cáncer.
Pero este no es el único ejemplo de un factor de riesgo sobre el que no suele hablarse. El estilo de vida actual es el caldo de cultivo de la mayoría de las causas del cáncer. Y no solo me estoy refiriendo a la contaminación ambiental o a la mala alimentación, sino a un significativo número de hábitos rutinarios que pueden favorecer la aparición de un cáncer de mama.
Por ejemplo, ¿sabía que un acto cotidiano que millones de mujeres de todo el mundo realizan cada día favorece el exceso de estrógenos y por lo tanto aumenta las probabilidades de padecer un cáncer de mama?
¿O que la exposición a las pantallas de los teléfonos móviles, esos inseparables compañeros de media humanidad, produce un peligroso efecto relacionado con esta enfermedad?
Qué comer y qué no comer para vencer al cáncer.
Si hay un aspecto en el que el Dr. Kieser demuestra sus conocimientos en el tratamiento del cáncer es en el de la alimentación.
Sin duda, su propia lucha contra el cáncer fue el mejor acicate para investigar (y comprobar en sí mismo) cuáles eran los nutrientes que podían ayudan a frenar el avance de esta enfermedad.
Este interés por la micronutrición como arma anticancerígena ha quedado reflejado en el Dossier, que contiene un auténtico plan para prevenir y tratar el cáncer de mama mediante la alimentación.
Ahora bien, en ocasiones puede resultar difícil reducir o directamente renunciar al consumo de ciertos alimentos tan vinculados con nuestro estilo de vida, como son las carnes rojas o los lácteos.
Por ejemplo, defiende el consumo de los ácidos grasos omega 3 por sus notables efectos antiinflamatorios y anticancerígenos. Sin embargo también advierte que la principal fuente de este tipo de grasas poliinsaturadas se halla en peces, moluscos y crustáceos, especies todas ellas afectadas por la contaminación marina y en las que es posible encontrar toda clase de disruptores endocrinos, mercurio e incluso arsénico.
Otra polémica sobre la que el Dr. Keiser arroja luz es la que atañe a la soja, pues son muchas las voces que en los últimos años se han alzado contra su consumo en relación con el cáncer de mama.
Numerosos estudios han confirmado que las mujeres de Asia, donde el consumo de soja es muchísimo más elevado que en los países occidentales, padecen menos este tipo de cáncer. Sin embargo, muchos oncólogos no recomiendan que la tomen aquellas mujeres que ya sufren un cáncer de mama. Entonces, ¿es bueno o no es bueno tomar productos de soja en esas circunstancias? ¿Cómo se explica que las asiáticas la consuman regularmente y sean menos proclives a padecerlo?