¿Qué es en realidad el bloqueo mental o emocional?
El bloqueo mental y el bloqueo emocional, si bien tienen matices distintos, coloquialmente tienden a usarse como sinónimos.
Generalmente cuando una emoción nos desborda, no conseguimos identificarla, entenderla o gestionarla, podría decirse que tenemos un bloqueo emocional.
Cuando esto ocurre, cuerpo, mente y conducta se ven frenados e igualmente paralizados.
Por ejemplo, no sabemos empezar, continuar o finalizar algunas conductas. De ahí que se hable de bloqueo mental.
Sin embargo, pese a lo incómodo y desagradable que puede resultarnos, este obstáculo cerebral tiene una finalidad: nos está obligando a bajar el ritmo y reflexionar sobre algo que desconocemos, para poder entenderlo y asimilarlo mejor.
Es precisamente por eso por lo que se dice que el bloqueo emocional o mental es un mecanismo de defensa.
Así, ante una situación con alto impacto emocional (por ejemplo, una ruptura sentimental, una muerte, un suceso traumático…) nuestra mente puede poner en marcha este mecanismo para darnos tiempo a entender lo sucedido y asimilarlo. De esta manera, trata de protegernos ante el dolor.
Sin embargo, si el bloqueo emocional se mantiene por mucho tiempo, puede ser peligroso para nosotros.
De hecho, pueden dejarnos anclados en el pasado o en situaciones actuales que nos perjudican. Por ejemplo, cuando no podemos olvidar a nuestra expareja o nos aferra a un trabajo que nos hace infelices.
Veámoslo un poco más de cerca…
En ocasiones, nuestra mente bloqueada “rebobina” constantemente un hecho a fin de analizarlo mejor, con más detalle.
Al gastar energía en ello, le cuesta pensar en otras cuestiones, tomar decisiones, proseguir la vida…
De ahí que en más de una ocasión cuando realizo terapia, escuche eso de:
- “No paro de revivir lo sucedido”.
- “Estoy bloqueado, no sé cómo seguir con mi vida”
- “No tiene sentido, sé lo que ha pasado, pero no dejo de darle vueltas”.
Otras veces, nuestro bloqueo mental hace que nuestras emociones se congelen. Así, es frecuente escuchar eso de:
- “Desde hace un tiempo, es como si las cosas que pasan alrededor ya no me importasen”
- “Antes quería hacer cambios, pero no encuentra fuerzas ni ánimo para hacerlo, ya no me ilusiona como antes”.
¿Qué síntomas son los más comunes?
Ante el bloqueo emocional con frecuencia experimentamos síntomas físicos, psicológicos y/o conductuales.
Por ejemplo, genera en nosotros sufrimiento, pérdida de energía, indefensión, insatisfacción, miedo, ansiedad, irritabilidad …
Al mismo tiempo (de forma más o menos marcada), puede ir acompañado de síntomas físicos. Entre los más comunes: dolor de cabeza, estomacales, musculares, agotamiento físico, infecciones…
En cuanto a cómo afecta el bloqueo a nuestras conductas, podemos destacar: evitación de actividades y procrastinación, cambios de hábitos de sueño y alimentación, aislamiento social, malhumor, adicciones, conductas de riesgo…
Por qué me cuesta avanzar
Si bien ya hemos comentado que vivir una situación emocionalmente intensa puede bloquearnos, lo cierto es que el bloqueo emocional puede tener causas muy diversas.
Algunos factores predisponentes que pueden generar este cortocircuito o bloqueo mental pueden ser:
- Una autoestima debilitada. El miedo a no ser capaz, al qué dirán, a arrepentirse, a cometer fallos… son temores usuales que cuestionan nuestra propia valía. Como consecuencia, nos dejan anclados en situaciones que no nos son favorables y de las que nos cuesta salir.
- Perfeccionismo y creencias erróneas del tipo todo o nada. En ocasiones pensamos que “todo” debe ser perfecto antes de embarcarse en algún cambio.
- Ensoñaciones con alternativas “perfectas” en las que no haya pérdidas y sólo beneficios.
- Rigidez de pensamiento y excesivo control. Algunas personas quieren poder controlarlo todo y, cuando algo escapa a su control quedan bloqueados y no saben cómo continuar.
Cómo vencer el bloqueo emocional
Si bien en Google puedes encontrar muchas ideas del tipo, relájate, toma distancia del problema, enfócalo bajo otra perspectiva…
Estas ideas pueden ayudar a desbloquearte, pero también pueden no hacerlo debido a que no todos los tipos de bloqueo son iguales.
Por eso, antes de nada, quiero mostrarte un paso previo que algunos olvidan: averiguar qué tipo de bloqueo tienes.
- Paso 1: Analizar el problema: averiguar qué tipo de bloqueo emocional tienes.
- Paso 2: busca la estrategia adecuada para tu caso.
- Paso 3: ponte en marcha y muévete.
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Recuerda: “No nos falta el valor de emprender ciertas cosas porque sean difíciles, sino que son difíciles porque nos falta el valor para emprenderlas”.
(Séneca)
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